 Esto no tendría que ser así, estas líneas no tendrían que hablar de esto y tu no tendrías que habernos dejado. Yo tendría que estar hablando del curso que el pasado sábado concluyo en tu galería, ese curso que llevaba tiempo dando vueltas en tu cabeza y que por fin este mes de Mayo pudiste llevar a cabo, y es que este sábado acabaron las clases de la que va a ser la primera promoción de formadores de arma corta de la policía municipal de Bilbao, un curso que como todos los que organizaste fue estupendo, una referencia a nivel nacional, y aun así en esa cabeza tuya no paraban de asomarse ideas y futuras modificaciones para mejora el ya estupendo contenido del curso, me decías el año que viene haremos esto o añadiremos esto otro, pero no pudo ser hoy tu corazón ha dicho basta. Ha sido días después de acabar este curso de formadores, cuando nos has dejado, como si hubieses pactado con el destino el fin de tus días para poder dejar relevo en tu labor como Instructor, como si no quisieras irte sin saber que tu gente va aquedar en las mejores manos, porque ese ha sido siempre tu desvelo que tu gente, que la policía de Bilbao fuese siempre una referencia en cuanto a medios y formación , y con creces lo has conseguido amigo. Has sido tu el que ha hecho de la policía municipal de Bilbao un espejo donde mirarse para el resto de policías españolas en cuanto a tiro policial, pero además lo has hecho con ese estilo tan tuyo, con el sello de una persona humilde, sin animo de destacar sobre las demás, generosa, que nunca se canso de aprender ni de compartir con sus compañeros. Un buen hombre y buen compañero. Estas palabras que te escribo no son vacías, ni son las típicas lisonjas que acompañan en las despedidas, pues tu no mereces un reconocimiento póstumo, tu sencillamente no merecías morir, te quedaba mucho por hacer. Nada de lo que diga calmara la pena que ahora invade a tu familia, solo espero que ese tremendo dolor que ahora están sufriendo poco a poco deje paso al orgullo, que sin duda sentirán cuando recuerden a su marido, padre, hermano… pues tus seres queridos sin duda estarán orgullosos de lo que hiciste, de lo que fuiste. Tomas te escribo roto de dolor, la muerte nunca viene en buen momento, pero lo inesperado de tu fin, y la cercanía de esos días que pude compartir contigo y tu familia, me queman como ascuas en el pecho, trato de consolarme pensando que allí donde estés ya estarás organizando uno de tus cursos y no faltara tu sopa de ajo para cenar. Agur amigo. Luis Trejo.
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